El Bierzo se tiñe de luto, un voraz incendio calcina parte de Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad

La jornada del domingo se convirtió en una pesadilla para los vecinos de localidades como Carucedo, Orellán, Las Médulas y Voces. Cerca de 1.400 personas tuvieron que ser desalojadas de sus hogares ante el avance imparable del fuego, que llegó a amenazar los núcleos de población y ha causado daños en varias viviendas y estructuras. Muchos de los evacuados han pasado la noche en vilo, acogidos en el polideportivo Lydia Valentín de Ponferrada, mientras observaban con desolación cómo las llamas teñían de rojo el horizonte.

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El desastre ecológico es inmenso. El fuego ha afectado a zonas de gran valor, incluyendo castaños centenarios, auténticas joyas botánicas que formaban parte inseparable del paisaje medular. El emblemático Mirador de Orellán, uno de los puntos más visitados y fotografiados del paraje, también ha sufrido daños, ofreciendo ahora una estampa desoladora del terreno calcinado.

Mientras los equipos de emergencia continúan su lucha sobre el terreno, las autoridades ya investigan las causas del origen del fuego. Aunque no se descarta ninguna hipótesis, algunas voces apuntan a una posible intencionalidad, un extremo que ha generado una ola de indignación en toda la comarca.

Una comarca consternada

La noticia ha caído como un mazazo en El Bierzo. Las redes sociales se han llenado de mensajes de dolor, rabia y apoyo a los afectados. Las Médulas no es solo un motor económico y turístico para la región; es un símbolo de identidad, un paisaje que narra la historia de la minería de oro romana y que forma parte del ADN de sus gentes.

La tristeza es palpable en cada conversación, en cada mirada que se dirige hacia la columna de humo que durante horas ha sido visible desde distintos puntos de la comarca. El Bierzo llora la pérdida de una parte de su patrimonio más querido, con la esperanza de que, una vez extinguidas las llamas, comience un largo y necesario camino hacia la recuperación de este espacio único.

De las cenizas, como hemos hecho siempre, nos levantaremos. Reconstruiremos lo perdido, cuidaremos con más ahínco si cabe lo que nos queda y veremos, con paciencia y trabajo, cómo el verde vuelve a brotar.

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